¿Por qué afecta la deforestación al clima?

Cada árbol que se saca del bosque tarde o temprano se pudre o se quema; ya sea como papel reciclado siete veces o como mueble heredado durante años. El carbono acumulado durante miles de años en la biomasa del bosque vuelve a entrar en la atmósfera en forma de dióxido de carbono en muy poco tiempo.

La deforestación no sólo provoca enormes emisiones de CO2, que aceleran el calentamiento global. Los bosques tienen muchas otras funciones importantes para nuestro clima global, que no sólo se pierden con la deforestación, sino que incluso tienen un impacto negativo adicional sobre el clima.

La sequía y el calor que siguen a la pérdida de bosques tienen a su vez un impacto negativo en los propios bosques: Los científicos calculan, por ejemplo, que un aumento de la temperatura de entre dos y tres grados centígrados provocaría la desertización de amplias zonas de la selva amazónica. Dado que la deforestación también elimina la capa superior del suelo, rica en nutrientes, y desplaza las especies de forma irreversible, ni siquiera la replantación puede restablecer nunca las condiciones originales.

Entre 1/8 y 1/6 de todas las emisiones anuales se deben a la destrucción de los bosques y al drenaje de las turberas forestales, lo que significa que la pérdida de tierras forestales tiene un impacto mayor que el sector del transporte mundial. Y lo peor de todo es que, por cada árbol que talamos, no sólo emitimos más CO2 a la atmósfera, sino que, sobre todo, destruimos a nuestro mayor aliado en la lucha contra el cambio climático.

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